BANCA 2.0

Por Francisco Cortés García (Profesor de la Universidad de Almería)

En estos momentos estamos asistiendo a una recomposición del sector bancario en España con muy pocos precedentes en nuestra historia financiera contemporánea. Dicha recomposición se está llevando a cabo de forma netamente irreflexiva y apresurada, y nuevamente con la aquiescencia del Banco de España, institución que ha mostrado una muy baja implicación en la resolución de los principales problemas que se estaban gestando en el sector durante el boom económico que hemos vivido en la última década (problemas de gobierno corporativo, problemas de ética y de exposición financiera al riesgo medioambiental, problemas derivados de determinadas disfunciones de la intermediación bancaria tradicional, etc.) .

Sí es cierto que el supervisor bancario ha sido muy ambicioso en los requerimientos en materia de dotaciones anticíclicas, pero, sin duda, ha sido cómplice de la burbuja inmobiliaria y, subsecuentemente, bancaria, a la que estamos buscando soluciones de forma tortuosa y, como digo, irreflexiva y apresurada. De hecho, estamos asistiendo a la toma sistemática de decisiones irreversibles que hubieran requerido de un amplio consenso social y de un profundo debate público, y que se han adoptado finalmente atendiendo sólo a las peticiones de los lobbies bancarios, a los requerimientos del BIS y a la supuesta lógica de los mercados de capitales.

En concreto, podríamos referirnos a la decisión de privatizar de rondón y de facto las principales entidades bancarias de economía social españolas (las Cajas de Ahorro), unas instituciones centenarias que han funcionado muy bien en el ámbito competitivo en términos generales y que han cumplido un papel social impagable en beneficio del conjunto de nuestra sociedad en términos de reducción de la exclusión financiera y de promoción de la acción social. Y esto se ha hecho sin propiciar un mínimo debate político y social que permitiera atemperar las argumentaciones mercantilistas e interesadas que ha propiciado el propio sector. Cui bono? Esta es la pregunta que habría que hacerse para entender las políticas de rescate bancario que se están llevando a cabo en España, como en la mayoría de los países desarrollados, y que no vienen sino a enmascarar el excesivo riesgo moral en el que han incurrido los directivos bancarios en los últimos años, quedando definitivamente impunes de las consecuencias de sus decisiones.

E igualmente estamos propiciando un modelo basado en fusiones a cualquier precio, en muchos casos contra natura, y a la sobreutilización abusiva de los SIP, que no son sino un mecanismo improvisado, retardatario, ambiguo e impreciso que no pone sino de manifiesto los costes de agencia latentes en el conjunto del sector bancario español, así como las sistemáticas fallas de los sucesivos acuerdos de Basilea y de las casas de reputación (las casas de rating).

El Banco de España tiene el reto de propiciar un nuevo modelo bancario adecuado a las necesidades de nuestra economía, pues no hay que olvidar que España es diferente desde el punto de vista bancario con respecto a muchos de los países de nuestro entorno. Abordar y forzar cambios exclusivamente en el ámbito corporativo, propiciando fusiones y buscando forzadas consolidaciones contables que enmascaran la mala gestión de muchos directivos bancarios en España, es una estrategia gatopardista, es decir, sólo son cambios para que todo siga igual. Se ha errado en el objetivo, y el objetivo es el buen funcionamiento de la economía, propiciando el crédito suficiente al tejido productivo para que se genere empleo. Pero el problema es la falta de imaginación y el estado derrotista en el que estamos inmersos. Es posible el cambio de modelo en el sector bancario, pero para esto es necesario distinguir claramente lo urgente de lo importante. El Banco de España tiene la obligación de innovar o propiciar la innovación en nuestro modelo bancario: tercera bancarización  y banca 2.0. Una de las propuestas podría ser la implementación del C3 (Circuito de Crédito Comercial) y que contaría con la metodología de la Fundación Stro, el respaldo intelectual de Bernard Lietaer (uno de los padres del euro y que ha estado en uno de los cursos de verano de la UAL), y del apoyo financiero y de aseguramiento del Banco Europeo de Inversiones. El éxito del banco Wir en Suiza es un ejemplo de que estos nuevos modelos de financiación bancaria son posibles. De hecho, muchos economistas consideran que este banco es una de las causas justificativas de por qué la economía suiza no ha experimentado importantes vaivenes en los últimos setenta años. El C3, como muchas de las innovadoras herramientas de la Banca 2.0, es el Facebook de la banca, una auténtica revolución muy rentable para aquellas entidades que lo implementen.